LIQUIDO CEFALORRAQUIDEO
El líquido cefalorraquídeo (LCR) o líquido cerebroespinal (LCE), es un líquido incoloro, que baña el encéfalo y la médula espinal. Circula por el espacio subar
acnoideo, los ventrículos cerebrales y el canal ependimario sumando un volumen entre 100 y 150 ml, en condiciones normales.
El líquido cefalorraquídeo puede enturbiarse por la presencia de leucocitos o la presencia de pigmentos biliares. Numerosas enfermedades alteran su composición y su estudio es importante y con frecuencia determinante en las infecciones meníngeas, carcinomatosis y hemorragias. También es útil en el estudio de las enfermedades desmielinizantes del sistema nervioso central o periférico.
FORMACION
El LCR es producido en un 70 % en los plexos coroideos de los cuatro ventrículos cerebrales, sobre todo los laterales y 30 % en el epéndimo a razón de 0.35 ml/minuto o 500 ml/día. Un adulto tiene 150 ml de éste y se renueva cada 3 o 4 horas.
La eliminación del líquido cefalorraquídeo se lleva a cabo a través de las granulaciones aracnoideas, proyección de las células de la aracnoides sobre los senos vasculares que alberga la duramadre. Estos senos desembocarán directamente en el torrente sanguíneo. En la región más anterior del cerebro está el espacio subaracnoideo de los lóbulos olfatorios, que se continúa con un espacio alrededor de los nervios olfatorios (por lo tanto, queda muy cerca de la mucosa olfatoria y del espacio aéreo de la nariz). Desde esta región pasa a los ganglios linfáticos.
El líquido cefalorraquídeo está compuesto principalmente por: agua, sodio, potasio, calcio, cloro, sales inorgánicas (fosfatos) y componentes orgánicos (producidos por las células gliales)

SU OBTENCION
Se puede obtener, por punción lumbar, por punción cisternal, o por punción ventricular (ventriculostomia). La obtención de este líquido es importante debido a que es un importante elemento de diagnóstico de enfermedades neurológicas, como pueden ser los síndromes meníngeos, las hemorragias subaracnoideas, los tumores cerebro-espinales, etc. Para la punción lumbar se utiliza una aguja de aproximadamente 10 cm con mandril. El paciente puede estar sentado o acostado.Recordando que la médula espinal termina en los niveles L1-L2, (para no poner en riesgo un daño en la misma, optando por ello el acceso al líquido del fílum terminal, que reviste el canal ependimario, con líquido cefalorraquídeo), la punción se realiza entre la cuarta y la quinta vértebras lumbares, y tan solo se espera a que comience a gotear este líquido. Además, mientras el paciente se encuentra punzado, es posible medir la presión de este líquido con la utilización de un manómetro.
Para la punción cisternal, lo único que debe cambiarse es la posición del paciente, el cual sí debe estar sentado, y además con hiperflexión cervical, ya que la aguja se introduce en el espacio occipito-atloideo.
Varía de acuerdo donde se coloque el sistema de medición (anatomía); a la posición del paciente al momento del registro y a la edad.
La presión normal depende de la posición del paciente durante su toma así como la edad.
Tomando como base descriptiva a la punción lumbar damos como ejemplo:
Posición sentada:
- Recién nacido = 1,5-8 cm de agua.
- Menor de 6 años = 8-18 cm de agua.
- Adulto = 18-25 cm de agua.
- Cisterna Magna = 0-12 cm de agua incluso negativa.
- Ventrículos = - 5 a 8 cm de agua.
Decúbito lateral (tendido a un costado):
- Adulto = 6-18 cm de agua.
FUNCIONES
Dentro de sus funciones fisiológicas, hay que destacar entre otras que:
- Actúa como amortiguador y protege al cerebro ante traumatismos craneales.
- Es vehículo para sustancias moduladoras cerebrales como hormonas y quimiorreceptores.
- Cumple funciones de nutrición del encéfalo como transportador de nutrientes.
- Limpia el sistema nervioso central eliminando metabolitos.
- Se encarga de mantener una presión intracraneal constante.
El volumen de LCR varía según la edad pero en un adulto, en condiciones normales, es de 100 a 150 ml. Se produce fundamentalmente en los ventrículos cerebrales a un ritmo de 0.35 ml. Por minuto y se renueva completamente cada 6 o 7 horas. La parte que se va reabsorbiendo por las estructuras cerebrales es eliminada finalmente al torrente sanguíneo.
Numerosas enfermedades alteran su composición y su estudio es un importante elemento diagnóstico de enfermedades neurológicas como pueden ser: los tumores cerebro-espinales, las infecciones meníngeas y las hemorragias intracraneales. También es útil en el estudio de enfermedades desmielinizantes donde falla el recubrimiento de nervios y/o
neuronas.
PRUEBAS Y CARACTERISTICAS
Para estudiar el LCR la prueba más habitual es la punción lumbar ya que otras punciones intracerebrales necesitan de técnicas neuroquirúrgicas.
La punción lumbar se realiza entre la 4ª y la 5ª vértebras lumbares con el paciente sentado o acostado y se utiliza una aguja de aproximadamente 10 cm. Con mandril, varilla metálica que rellena el interior de la aguja y que se retira justo en la extracción.
Se estudia la opacidad, el color, su composición química y la presencia de anticuerpos y otras células.
Un análisis anormal de LCR puede deberse a muchas causas, incluyendo:
- Cáncer (cerebral o de medula espinal)
- Infección (meningitis bacterianas, por hongos o virus)
- Inflamación (encefalitis, sinusitis)
- Hemorragias (espinal, traumática, intracraneal)
- Síndrome de Reye (daño cerebral súbito en niños tras la toma de aspirina
CAUSAS DE PRESION INTRACRANEAL POR ALTERACION DEL LCR
Al ser la cavidad craneal una cavidad cerrada, el cerebro cuenta con mecanismos de autorregulación que pueden compensar pequeños cambios de presión. Las arteriolas cerebrales tienen capacidad de autorregular el flujo sanguíneo cerebral mediante su vasodilatación o su vasoconstricción y en condiciones normales, el aumento del flujo cerebral es compensado con una mayor reabsorción del líquido cefalorraquídeo.
Sin embargo, la capacidad de autorregulación cerebral disminuye si alguna causa dificulta la circulación normal del LCR o si hay edema cerebral. En estos casos, bien por acumularse un exceso de LCR o bien por el aumento de volumen cerebral, la presión intracraneal va aumentando progresivamente y si la causa no se trata lo antes posible, el aumento de presión puede llegar a comprimir las estructuras cerebrales dentro del cráneo provocando lesiones irreversibles del tejido cerebral y de sus vasos sanguíneos.
HIDROCEFALIA (OBSTRUCCION DEL LCR).ANALISIS Y TRATAMIENTO
La acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo en el cerebro que ocasiona una presión perjudicial para la masa cerebral se denomina hidrocefalia. Clínicamente, manifiesta cefalea, náuseas, vómitos, visión borrosa o doble, somnolencia, irritabilidad, deterioro cognitivo, perdida de la coordinación, trastornos de la marcha e incontinencia urinaria.
La hidrocefalia puede ser congénita (de nacimiento) o adquirida a cualquier edad. Estas últimas se dan más en adultos y a partir de los 60 años y sus causas más frecuentes son:
- Patología tumoral (gliomas, meningiomas, etc.)
- Abscesos cerebrales.
- Traumatismos craneales.
- Hematomas intracraneales.
- Procesos inflamatorios e infecciones meníngeas
Evaluando la sintomatología y por medio del TAC y/o de la Resonancia Magnética cerebral se puede llegar a diagnosticar la hidrocefalia y su posible origen.
El tratamiento consiste en eliminar la causa que produce la obstrucción del líquido cefalorraquídeo y en caso de no ser posible, en la colocación de una sonda de derivación para reconducir el flujo de LCR desde el cerebro al abdomen donde puede reabsorberse. Se coloca quirúrgicamente y la sonda incorpora una válvula que regula la apertura o cierre de paso de LCR según sea el nivel de presión intracraneal en cada momento.
OTRAS CAUSAS QUE AUMENTAN LA PRESION INTRACRANEAL
- Reabsorción disminuida del LCR, donde no retira el exceso de LCR (en trombosis venosas o alteraciones de las meninges, membranas que recubren el cerebro y la medula espinal).
- Aumento de Producción de LCR (en las meningitis).
- El edema cerebral (acumulación de líquido en el cerebro por traumatismos o por accidente cerebro-vascular).
- La hipoxemia (disminución de la presión de oxígeno en la sangre).